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Descubre todas las ventajas de las alfombras de lana y cómo decorar con ellas. 

Periodista especializada en decoración

Las alfombras son las estrellas de los suelos en invierno. Y es normal: protegen la pisada, aíslan del frío (con el consiguiente ahorro en calefacción) y del ruido y son piezas clave en la decoración del salón. Entre ellas, las alfombras de lana destacan por la calidez que representan y la cantidad de colores y estampados en los que podemos encontrarlas. Estos son nuestros motivos para ser una pieza básica. 

Armario, realizado a medida. Alfombra de lana, de Rugvista, en Lauritz.

Las alfombras de lana son capaces de convertirse en protagonistas de la decoración, especialmente si en esta predominan los tonos neutros y eliges un modelo tipo bereber con colores que contrasten. En este recibidor, es la alfombra de lana la auténtica protagonista y capaz de dar personalidad al espacio. 

Chaise longue, de Crearte Collections. Alfombra, de KP. Lámpara de pue, de Ceci Ferrero. Cesto antiguo.

Las alfombras de lana son un complemento que relacionamos con el invierno. Pero cuando llega el buen tiempo, no es necesario retirarlas. Puedes dejarla y permitir que su calidez amortigüe tu pisada (una opción perfecta en el dormitorio) o colocar una de fibras naturales encima. 

Sofá de Atemporal. Cojines de Inuk, Maison de Vacances y Casamance, en La Maison. Cojín y plaid de crepé de Filocolore. Chimenea diseño de Knowhaus, con espejo de Maisons du Monde

Una estancia sin alfombra siempre parece medio vestido. Por eso es fundamental colocar una alfombra de lana que aporte calidez y potencie el estilo. Si te van los ambientes monocromos, elige una alfombra del mismo color aunque con un matiz un poco más oscuro, como en este salón de la interorista Gemma Gallego, de Knoowhaus.

Recibidor con consola de hierro, modelo Febbé de La Redoute. Alfombras del salón, de Gancedo. La del recibidor, de Zara Home.

Los distintos acabados que ofrecen las alfombras de lana son ideales para añadir texturas a la decoración. Aquí, las dos alfombras, aunque del mismo color, ofrecen un look más desenfadado y relajado. Además, se encargan de diferenciar el recibidor del salón.  

Mesita de noche, cabecero, modelo Sicilia, y mesa auxiliar, de Sandon. Lámpara, de becara. Alfombra de lana, de KP.

Alfombras de lana hay muchas, pero las más populares son las de colores lisos, especialmente neutros. Su versatilidad permite cambiar otros complementos textiles sin problema, consiguiendo siempre un entorno equilibrado y bien decorado. 

Sofá de Cusó Tapissers y butacas de La Maison. Mesa de centro y cuadros de Valeria Sidañez, en Sacum.

Las alfombras de lana estampadas son perfectas para llevar el color a cualquier estancia de tu casa. Son el complemento ideal para dar personalidad a un espacio en tonos neutros. En este salón, son las tonalidades de la alfombra las que ponen el toque personal y relajado.

Recibidor con papel pintado efecto textil y alfombra.

Pero si quieres mantener una imagen sobria sin renunciar a los estampados, elige una alfombra de lana tipo kilim de lana, pero de colores neutros. Es una opción perfecta para zonas de paso. Así conseguirás una imagen elegante, atemporal, acogedora y sin sobrecargar la decoración. 

Banqueta de Crearte. Lámpara aplique, de Secto.

En espacios rústicos, una alfombra de lana es casi, casi obligatoria. Su calidez se sumará a la de otros materiales propios de este estilo, como la madera o el lino. Y el resultado será acogedor y reconfortante, ideal para proteger tu pie esas mañanas frías. 

Alfombra de KP, mesas de centro de Artisan y sofás de Roche Bobois.

El material con las que están confeccionadas las hacen perfectas para dar al ambiente un plus de calidez y proteger las pisadas del frío suelo. Pero, atención, muchos no saben que también son ideales para temperaturas más veraniegas y es que su versatilidad de actuar como eficaz aislante térmico las convierte en idóneas ¡todo el año!

Sofás y mes de centro, diseñados por Mengíbar Blanco Estudio. Alfombra de lana, de Papiol. Butacas, retapizadas.

Su textura es única. Ya sean de pelo corto o largo, son una gozada para vista y tacto. Andar descalzo o sentarse sobre una alfombra de lana natural es incomparable a hacerlo sobre una de sisal o yute, más frías y rugosas. Solo se le aproximan las de algodón, a suavidad y confort, pero a mulliditas, a eso... no las gana nadie.

Cabecero de terciopelo y alfombra de lana, en Nacho de la Vega.

Otra de las razones por las que nos gustan las alfombras de lana es por su carácter ecológico. Esta fibra es 100% natural y ecológica y se consigue a través de la piel de las ovejas. ¿Y lo mejor? También es un material renovable y biodegradable, de manera que estarás siempre cuidando el medio ambiente.

Sofá y puf, de Grassoler. Mesa del comedor, diseño de Marta Tobella. Sillas, de Misterwills. Alfombra de lana, de Papiol.

Las alfombras de lana son un gran recurso para diferenciar ambientes en una sola estancia. Coloca una de lana que separe el comedor del salón y otra distinta en la zona del estar. Puede ser también de lana o de fibra natural. 

Mesa de centro en Matèria, lámpara de pie de Superstudio y silla en La Maison.

 Se adaptan como un guante a cualquier decoración, ya que la gran variedad de colores y diseños de este tipo de alfombras te lo pone fácil a la hora de decorar. ¿Que tu salón es muy neutro y quieres darle un toque de color? Pon una alfombra de lana que no sea blanca y ya lo tendrás solucionado. Además, disimulan suelos gastados o defectos del pavimento en un abrir y cerrar de ojos. 

Sofá, butaca, mesa de centro, mesa auxiliar y papel pintado, Casamance Instan, en Acevedo Muebles. Alfombra, de Deco&Living. Cortinas, Modelo Strasburgo, de Les Créations de la Maison.

Si escoges diseños con estampados, ya sean florales o geométricos, tu alfombra de lana transformará por completo la estancia donde se coloque. Este modelo, de Deco&Living sigue las tendencias e imprime carácter al salón, además de ser muy útil para enmarcar la zona de estar dentro de un espacio diáfano. Porque sí, señoras y señores, son un recurso magnífico para zonificar y delimitar ambientes. 

Sofás, de Maisons du Monde. Mesa de centro de olmo y taburete, de El Globo. Cortinas, de Zara Home. Alfombra de lana, de Tailak.

Las alfombras de lana son la mejor solución para conseguir algo más de aislamiento, tanto térmico como acústico, en casa. De hecho, las alfombras (sean del material que sean) te ayudarán a ahorrar en calefacción, ya que evitan que el calor se escape por el suelo. 

Sofá y pufs, en Tapicería Deco Lur. Mesas de centro de madera de roble, de Ethnicraft. Alfombra de lana, de KP.

Imagínate este cálido salón sin su alfombra de lana. ¡No es lo mismo! Estas piezas tienen el poder de transmitir calidez, como una chimenea o una mantita sobre el sofá. Las escenas más acogedoras siempre, pero siempre, cuentan con una alfombra de lana como base. 

Alfombra de La Alpujarreña.

Lo único que se le podrá reprochar a una alfombra de lana es que se debe llevar a la tintorería si se desea lavar con cuidado y en profundidad. Pero su supuesto punto débil tiene solución, ¡y casera! Para limpiar una alfombra de lana solo necesitarás sal gorda, agua, un cepillo y el aspirador. Para ver cómo, haz clic en el enlace al video que encontrarás más adelante. Y adiós manchas con el método más natural y económico posible.

Aparador antiguo, espejos y lámparas, de Borgia Conti. Alfombra, de The Rug Company, en BSB

Si está hecha a mano, no habrá otra igual. Tendrás en tu casa una obra exclusiva y eso le da aún más valor a un objeto decorativo que, además, tiene una enorme funcionalidad. Las alfombras de lana confeccionadas artesanalmente añaden un plus de gran valor a tener en cuenta en tu casa. 

Baño con alfombra redonda.

¡Incluso para cuartos de baño! Sus características técnicas las hacen perfectas para todo tipo de espacios, ya que son potentes aislantes no solo térmicos, sino también acústicos, y hacen que se reduzca el polvo en suspensión hasta un 80%. Adapta su tamaño a las dimensiones de la habitación, en proporción, y listo. 

Mobiliario, realizado a medida por De-Goma. Textiles, de Nobodinoz.

A los niños les encanta jugar sentados en el suelo, así que protégelos del frío con este tipo de alfombras, de lana, como no. Porque su naturalidad y suavidad son las mejores bazas para procurar por su salud y comodidad. Además, hay mucha variedad de diseños para que los más peques se encuentren 100% a gusto y motivados. Los colores vivos potenciarán su creatividad y el material es una garantía de que sus juegos se realizan sobre una base sólida y duradera. 

Más antiguas que Matusalén, las alfombras se utilizan desde tiempos ancestrales para calentar los suelos en las épocas más frías. Y si han perdurado durante siglos y siglos, por algo será... Y es que la funcionalidad de estas piezas textiles no caduca, siguen siendo las reinas de los suelos, sirven como asiento y como foco decorativo sin igual.

El arte de hacer alfombras fue probablemente desarrollado en Asia central por los nómadas. Para protegerse durante los fríos inviernos necesitaban algo que fuera más manejable que las mantas de piel de oveja y que a la vez decorara sus tiendas. Los materiales utilizados para la urdimbre, la trama y el pelo provenían de los rebaños de cabras y de ovejas.

La alfombra más antigua conocida data del año 400 a.c. y fue probablemente fabricada en Armenia y Persia:

La historia nos muestra como las alfombras eran en esencia objetos prácticos, que se utilizaban para procurar calidez, pero además son grandes lienzos donde en muchas ocasiones se retrataban escenas de la vida cotidiana o grandes gestas para que quedaran inmortalizadas. Así pues, han sido, son y serán preciados testimonios históricos y artísticos, que, de paso, mantienen los pies calentitos. ¡Todo en uno!

De las alfombras de fibras naturales animales sin duda las alfombras de lana son las más buscadas y todo tiene su por qué. Todos sabemos del confort que aportan estas alfombras y del placer que suponen para la vista y el tacto, pero hay más. Las alfombras de lana y moquetas, frente a lo que la mayoría de la gente piensa, son aislantes tanto del frío como del calor por lo que su uso es recomendable en todas las estaciones del año. ¡Puede suponerte un ahorro en el consumo de energía!

Las fibras de lana están rizadas de forma natural, por ello poseen gran elasticidad, lo cual, conlleva que recuperen su forma original después de ser aplastadas por un mueble o cualquier otro elemento. Además, conservan mejor su colorido porque absorben las tintadas en mayor profundidad, estos dos aspectos técnicos suponen una mayor longevidad.

La estructura de las fibras de lana impide que la suciedad penetre profundamente en las alfombras o moquetas lo que facilita su limpieza con una aspiradora o un simple cepillado.

Para rematar la faena, existen estudios que demuestran que los espacios con este tipo de alfombras reducen un 80% las partículas de polvo suspendidas en el aire. La lana es un poderoso aislante acústico de los ruidos, por lo que su uso es muy común en residencias privadas además de hoteles y otros espacios públicos. Vamos, que si no sigues ahí es porque has salido corriendo a comprar una alfombra de lana...

Las alfombras de lana confeccionadas a mano son auténticas obras de arte en todos los sentidos, tanto desde un punto de vista técnico, como estético y funcional, y es por ello que se nota en su precio. Tienen su origen en el Imperio Persa y muchas de las piezas trabajadas a mano actualmente siguen procediendo de esas latitudes: Arabia, India... Por otro lado, las alfombras de lana confeccionadas a máquina son más tradicionales en Europa, cuna de la industrialización, y su calidad es buena, aunque les falte el toque artesanal. Emn cuanto a materia prima, las de lana afgana o de Nueva Zelanda son las más apreciadas y, en consecuencia, las más caras.

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